La presencia de prisioneros de la guerra civil esta datada en Gernika-Lumo días después del bombardeo. Prontamente y con la intención de borrar las huellas del bombardeo, las nuevas autoridades locales solicitaron, y consiguieron, que destacamentos de prisioneros fueran destinados a nuestro pueblo para llevar a cabo labores de desescombro. Lugares de su reclusión fueron las Escuelas Publicas del Pasealeku y el convento de las RR. MM. de San José, las Josefinas, donde cientos de prisioneros republicanos oriundos de diversos lugares fueron recluidos.
Desde el verano de 1937 con la caída del Frente del Norte pero sobre todo a tenor del transcurso de la guerra a comienzos de 1938, las fuerzas golpistas dirigidas por el general Francisco Franco acumularon miles de prisioneros que comenzaron a ser distribuidos por distintos campos de concentración, donde el hacinamiento, el hambre y los malos tratos, desataron toda clase de enfermedades y problemas que llevaron a las autoridades militares el 6 de diciembre de 1937 a crear varios hospitales militares para ubicar en ellos a los prisioneros enfermos, debido a la cada vez mayor preocupación de las autoridades franquistas por el peligro de las epidemias que pudieran extenderse al resto de la población, tanto reclusa como civil.
Uno de los lugares elegidos fue Gernika-Lumo a tenor de reunir criterios como estar bien comunicado (ferrocarril); escasamente poblado (Gernika-Lumo solo cuenta entonces con 800 habitantes); poseer instalaciones amplias y alejadas de núcleos urbanos); y contar con población “adicta” al Glorioso Movimiento nacional (¿?).
El Hospital Penitenciario Militar de Prisioneros de Guerra de Guernica estuvo ubicado en el término guerniqués de Santa Ana, ocupando las instalaciones del Colegio de los Agustinos, (desde el año 1963 Instituto de Enseñanza de nuestra localidad), un lugar entonces lejano del (destruido) centro urbano y muy alejado de los núcleos habitados (Saraspe, Lurgorri y la barriada de Renteria, entonces Ajangiz).
El HPMPGG comenzó a funcionar en la primavera de 1938 con prisioneros heridos y enfermos mayormente procedentes de campos de concentración de Asturias, Santander, Bilbao y Burgos. A estos se les unieron los procedentes de los frentes de Belchite, Teruel, Brunete, y de la batalla del Ebro (julio-octubre de 1938). La capacidad del recinto fue de 600 plazas, pero esta cifra fue rebasada ampliamente.
El edificio de los Agustinos, un espacioso edificio construido en 1894, dotado de tres plantas, con amplios patios interiores y bien iluminado, dos alas separadas por una espaciosa capilla, situado junto a la carretera de Gernika a Bermeo y muy próximo a la línea del ferrocarril de la “Cia. Amorebieta-Guernica-Pedernales”, reunía las condiciones para ubicar en el mismo un alto número de personas, ya que desde su creación y hasta 1932 albergó un centro de Segunda Enseñanza regentado por los frailes agustinos.
Sin embargo a pesar de su espaciosidad, de poder contar con numerosas habitaciones individuales, aulas de enseñanza, dormitorios colectivos, rodeado de jardines e instalaciones deportivas, esta amplitud de espacios no fueron suficientes para el alojamiento del numerosos contingente de prisioneros enfermos que convoy tras convoy, en ferrocarril o en camiones, era trasladado periódicamente a la destruida localidad de Gernika-Lumo.
Cientos de prisioneros fueron ubicados en el suelo de los amplios patios, en las aulas, etc., siendo escasa la dotación del personal médico y sanitario adscrita al mismo, siendo realizadas las distintas labores auxiliares por parte de habitantes de la localidad. Las labores de vigilancia estuvieron a cargo de números de la Guardia Civil y personal de la llamada Segunda Línea, compuesta por civiles guerniqueses, al igual que todo lo relativo a la manutención a cuyo cargo y gastos estuvo el Negociado de Hacienda del Ayuntamiento.
Internados en un lugar inapropiado para combatir entre otras la plaga de enfermedades infecciosas como la Tuberculosis, las Fiebres Tifoideas o el Tifus Exantemático; con graves carencias de asepsia; sin una alimentación adecuada; los famélicos cuerpos de los allí ingresados en su mayoría por patologías contagiosas iniciaron un camino cuyo final acababa en el cementerio de Zallo.
Entre junio de 1938 y mayo de 1940 un total de 270 prisioneros fallecieron en el HPMPGG. Esta terrible cifra traía un hecho que no sabemos como calificar. Una vez fallecido, el cuerpo del prisionero era introducido en una caja de madera y depositado en el carro municipal de recogida de la basura, medio de transporte por el que se trasladaba al cementerio. Una vez allí, el enterramiento propiamente dicho se llevaba a cabo fuera del recinto del mismo, en el exterior, en una zona denominada “ampliación”, situada frente a la entrada del cementerio. Tanto el fallecimiento como el traslado fueron sistemáticamente ocultados a la población local. La comunicación del fallecimiento, para cumplimiento de la Ley, era efectuada a la población de origen del fallecido, en algunos casos y siempre y cuando que esta localidad hubiera sido “liberada”. Más del 95% de los familiares de los fallecidos nunca fueron informados del óbito, dando por desaparecidos a sus familiares.
Dado el alto número de muertes habidas por un lado, y el deseo de las autoridades locales de llevara cabo la reconstrucción de la localidad, el HPMPGG fue clausurado en mayo de 1940 y sus prisioneros enfermos fueron dispersados entre otros lugares 8Pedernales, Amorebieta, Bilbao, etc.).
A finales de 1940 se ubicó en el lugar una Colonia Penitenciaria a la que se le asignó un Batallón de Trabajadores que llevó a cabo la reconstrucción de Gernika-Lumo bajo la dirección del organismo Regiones Devastadas, redimiendo condena por medio del trabajo. Estuvo en los Agustinos hasta 1946.
En octubre de 2002 y con motivo de la celebración en Barcelona del Primer Congreso sobre Campos de Concentración de Prisioneros y Política Penitenciaria en la España franquista, el grupo de historia GERNIKAZARRA presentó una comunicación que tuvo un fuerte impacto en la sociedad catalana. Medios de comunicación como TV3, prensa escrita etc., se hicieron eco de ello. Un año después su difusión fue premiada por la Generalitat. Años después editaron el trabajo.
Desde entonces, la difusión de la existencia de tan trágico lugar en nuestra localidad ha tenido una amplia difusión en revistas especializadas de historia, en Internet y en distintas publicaciones especializadas en recuperación de memoria histórica.
Periódicamente visitan nuestro pueblo familiares de quienes aquí fallecieron. Asturianos, catalanes, andaluces, manchegos, conocen desde hace unos años la existencia del lugar. Algunos como los catalanes tienen creada una Asociación.
En el año 2005, la entonces Consejera de Educación, tras conocer el tema, manifestó su deseo de que en el nuevo edificio figurase una placa que recordara a las generaciones venideras la presencia en dicho lugar del HPMPGG. En enero de 2008 se colocó la misma.
Para la recuperación de la memoria seria interesante y conveniente que no quedase olvidado tan triste hecho.
Quienes combatieron por la libertad necesitan un lugar en la Historia
Gernika-Lumo a 2 de abril de 2008
GERNIKAZARRA Historia Taldea www.gernikazarra.com