En 1939, vencidos los republicanos españoles que cruzaron en masa la frontera camino del destierro, no se sentían derrotados en su espíritu, iban a proseguir la lucha, dentro del país y más allá de los Pirineos, durante más de tres décadas, con una constancia y abnegación que son prueba, si fuese necesario, de sus ideales.
La huida masiva conllevó una serie de elementos desgarradores entre los cuales el continuo bombardeo de la población en retirada, las inclemencias del tiempo aguzado por un frío invierno, el abandono de los enseres personales por el camino y lo que aquello significaba para muchas personas, mujeres especialmente, quienes dejaban tirada en la cuneta los recuerdos de toda una vida. El hambre, la separación de las familias por las autoridades francesas tras el cruce de la frontera, así como un futuro incierto tras el paso de la misma, fueron los elementos que impregnaron una experiencia del exiliado marcando un antes y un después para muchos de ellos y, en definitiva, dando lugar a lo que sería una memoria colectiva del exilio.
Los refugiados son una nación de naciones sin fronteras, que huye y no desaparece. En 1939, medio millón de españoles huyeron de Franco.
A día de hoy se habrá superado con creces los exiliados que huyendo de las guerras y la hambruna han abandonado sus países buscando en nuestro suelo un lugar donde rehacer su vida.
Del 21 de marzo al 2 de abril
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El martes 21 de marzo a las 19:30 horas en la Sala de Exposiciones de Laboral Kutxa.
Horario:
Fotos cedidas por Proko Gomez
Revista editada para la exposición "Una mirada al exilio" Marzo de 2017