Con motivo de la declaración efectuada por el Lehendakari del Gobierno Vasco en fecha 10 de Diciembre de 2002, sobre los desaparecidos y ejecutados en la Guerra Civil, la Dirección de Derechos Humanos del Departamento de Justicia pone en marcha un plan para atender a los familiares que reclamen su investigación mediante la intervención experta de la Sociedad de Ciencias Aranzadi.
De este modo, en fecha 07-11-2004, Lourdes Herrasti (Arqueólogo), Jimi Jiménez (Arqueólogo), Iñaki Egaña (Historiador) y Fco. Etxeberria (Profesor de Medicina Forense), se entrevistan con varios familiares de los fusilados en Pikoketa (Oiartzun) en agosto de 1936. Al mismo tiempo realizamos una visita al lugar guiados por Marcelo Usabiaga que desde el año 1976 viene coordinando a un grupo de familiares y amigos con el fin de mantener el recuerdo de quienes fueron inhumados en ese lugar. De igual modo, visitamos el cementerio de Blaya de Irun en cuyo lugar se celebra un homenaje.
De conformidad a los datos aportados por Iñaki Egaña, el 11 de agosto de 1936 el coronel Solchaga, jefe de las fuerzas insurrectas, ordenaba a sus columnas la ocupación de la línea de Aia-Erlaitz-Pagogaña, en lo que significaba el inicio de la ofensiva fascista. En los días anteriores el ejército de Solchaga había recibido nuevos refuerzos, así como un importante apoyo de nuevas piezas de artillería. Fue el coronel Joaquín Ortíz de Zárate quien recibió la orden de tomar estas posiciones que, en realidad, no eran sino una pequeña avanzadilla republicana, cuyo grueso de fuerzas estaba pertrechado en el fuerte de Erlaitz. El asalto fascista a esta avanzadilla republicana, al desconocer esta circusntancia, fue realizado con todos sus efectivos.
De esta manera abordaron la posición de Pikoketa, defendida por quince milicianos. El caserío de Pikoketa, que contaba con una ametralladora, era la posición más avanzada de los republicanos que permitía vigilar y hostigar al enemigo con relativa facilidad. Cuando los milicanos destacados en este lugar se disponían a desayunar en esa mañana del 11 de agosto, se encontraros que desde la niebla que atenazaba el lugar, surgieron varias ráfagas de metralleta que presagiaban el asalto de las tropas fascistas.
De los quince jóvenes que defendían la posición sólo dos lograrían escapar, Alejandro Colina y Patxi Arocena. El resto fue hecho prisionero y fusilado inmediatamente contra las mismas paredes del caserío. Nueve jóvenes voluntarios, el mayor de los cuales tenía 25 años y el menor 17, junto a cuatro carabineros sellaron su compromiso revolucionario o, en el caso de los agentes, su lealtad republicana: Mertxe López Cotarelo, Pilar Vallés Vicuña, José María Arruti Idiakez, Victor Genua, Jesús López Casado, Agapito Domínguez, Bernardo Usabiaga Jáuregui, Manuel Justo Alberdi, Miguel López Pascual, y los carabineros Vicente Argote, Agustín Bermejo, Félix Luz Echeverría y Angel Braña López. Entre los nueve jóvenes fusilados y con la excepción de Víctor Genua que pertenecía al PNV, el resto eran de filiación comunista.
Tal y como hemos señalado, Marcelo Usabiaga, hermano de Bernardo Usabiaga, emprendió en 1976 la tarea de localización de la fosa en las proximidades de Pikoketa (Oiartzun) gracias a la información facilitada por uno de los residentes en ese caserío.
En concreto, el día 28 de julio de 1978, los familiares procedieron a la exhumación de los restos de Pikoketa de la que hubo noticia en la prensa local.
Posteriormente, el 2 de agosto de 1978, se celebró un acto homenaje en la parroquia de Irun y posteriormente se trasladaron al cementerio de Blaya de la misma localidad en donde colocaron los restos humanos recuperados de Pikoketa en un panteón propiedad del Ayuntamiento cedido por la Gestora municipal.
En la actualidad, los restos permanecen en el mismo lugar y todos los años se celebra un sencillo homenaje de recuerdo (primer domingo de noviembre).
Todo lo anteriormente expuesto ha sido recogido en el libro "Las fosas de Franco" de Emilio Silva y Santiago Macías de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica publicado en 2003.
La fosa se encuentra a unos 50 m al noroeste del caserío Pikoketa de la localidad de Oiartzun en un paraje de ladera que da comienzo al bosque delimitado por una cerca.
Por la información facilitada por Marcelo Usabiaga que participó directamente en las labores de exhumación, la fosa era longitudinal de varios metros de largo de anchura regular y paralela a la ladera. En la misma recuperaron restos óseos de varios individuos y otros objetos personales (calzado y monedas) hasta llenar aproximadamente un féretro. En cualquier caso, en el mismo lugar quedaron más restos humanos que no consideraron necesario extraer. Tampoco se realizaron tareas de identificación.
Posteriormente, sobre la misma fosa colocaron un monolito cúbico de piedra caliza que lleva la isncripción GU SORTU GINEN ENBOR BERETIK SORTUKO DIRA BESTEAK - ERAHILDAKO ASKATASUNAREN ALDEKO BORROKALARIAK con el anagrama de un "lauburu".
De igual modo, en el panteón al que fueron trasladados los restos recuperados en pikoketa consta la inscripción EN MEMORIA DE LOS FUSILADOS EN PIKOKETA 11 - VIII - 1936, así como sus nombres.
De todo lo anteriormente se graba testimonio en video a Marcelo Usabiaga que nos ha facilitado abundate documentación al respecto.
Fdo. Dr. Fco. Etxeberria Gabilondo
Profesor Titular Medicina Legal y Forense
Facultad de Medicina y Odontología - Universidad del País Vasco
Presidente del Departamento de Antropología - Sociedad de Ciencias Aranzadi
Donostia- San Sebastian, 15 de noviembre 2004