Documental en el que diferentes personas cuentan como era la enseñanza durante la República. Los cambios que se hicieron para conseguir una educación basada en la filosofía del la Institución Libre de Enseñanza. El racionalismo, la fe en la ciencia y en la razón, la laicidad. Las misiones pedagógicas y los esfuerzos de intelectuales, cineastas, gentes de teatro, etc. por llevar la cultura a todos lo pueblos del estado. También cuenta como todo esto fué destruído tras el golpe de estado de Franco. La depuración de los maestros, fusilamientos, represalias, quema de libros etc.
La Institución Libre de Enseñanza (la ILE) fue un centro educativo de primaria y secundaria fundado por Francisco Giner de los Ríos, en 1876. En la historia de España y de Europa este centro es uno de los referentes obligados para entender las corrientes de renovación pedagógica. Sus ideas y sus prácticas marcharon a la par de movimientos similares en otras partes del mundo (en Inglaterra, en Francia, en Alemania,…), con los que se relacionaron.
La ILE no lo tuvo fácil en nuestro país. La enseñanza (desde la primaria a la universidad), controlada en gran medida por una Iglesia de cuño integrista, y por minorías inmovilistas y caciquiles, languidecía con la miseria de la primaria (en la segunda mitad del siglo XIX, ya con la obligatoriedad de la enseñanza primaria, había más niños sin escolarizar que escolarizados) o con la paramera de una secundaria y una universidad más ocupadas en el formulismo escolástico que en la reflexión y la investigación. Valga como ejemplo de lo que decimos que mientras se caricaturizaba a Charles Darwin en los diarios fundamentalistas de España y de toda Europa, la ILE lo nombraba profesor honorario.
El fundador e inspirador permanente de la ILE fue, como ya hemos dicho, Francisco Giner de los Ríos, al que más tarde se le unió Bartolomé Cossío. Los dos se volcaron en cuerpo y alma a la tarea de reformar la educación a través de la experiencia de la Institución. El trabajo de la Institución se extendió desde 1876 hasta la guerra civil (1936-1939), tiempo en el que la España franquista provocó la diáspora de profesores y de buen número de simpatizantes.
pEs impresionante ver en los archivos de las publicaciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, la saña, bastante acientífica por otra parte, con la que se despachaban contra el movimiento institucionista los próceres de los años oscuros de la dictadura. Se incluía a la ILE en el “contubernio judeomasón y comunista”.
Lo sorprendente es que todavía hay sectores en nuestro país que guardan esa saña y aún se publican de tiempo en tiempo panfletos sectarios que intentan denigrar un pensamiento al que se le deben conquistas tan obvias en la educación actual como la coeducación (no segregación por sexos), la enseñanza integral (científico-natural, tecnológica y humanística), la formación general y unitaria (unión pedagógica de primaria y secundaria), la importancia del aprendizaje significativo en contra de la simple memoria mecánica, la introducción del deporte y del contacto con la naturaleza y las excursiones culturales. Claro que, probablemente, una de las claves de esa saña esté en que Giner siempre defendió el laicismo en la enseñanza, más allá de su profundo respeto por las creencias religiosas. Mas informacion sobre la ILE
El servicio de la cultura es atribución esencial del Estado, y lo prestará mediante instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada.
La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria.
Los maestros, profesores y catedráticos de la enseñanza oficial son funcionarios públicos. La libertad de cátedra queda reconocida y garantizada.
La República legislará en el sentido de facilitar a los españoles económicamente necesitados el acceso a todos los grados de enseñanza, a fin de que no se halle condicionado más que por la aptitud y la vocación.
La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana.
Se reconoce a las iglesias el derecho, sujeto a inspección del Estado, de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos.